La garra charrúa superó al imperio inca 2-0.
La celeste ganó con dos goles de Luis Suárez a los 53 y 57 minutos se convirtió hoy en el primer finalista de la copa América 2011, ahora espera rival del partido de mañana entre Venezuela y Paraguay. El delantero uruguayo con éstos dos goles suma 20 con la selección en apenas 47 partidos.
Uruguay, el campeón del siglo sigue vigente y está a la casa de su 15ta. Copa América superando a Argentina y nada mas y nada menos tiene 14, los Charrúas tendrán la oportundiad de coronarse como campeón en la vecina orilla, el combinado que dirige Oscar "El Maestro" Tabárez continua manteniendo en lo mas alto el rendimiento que alcanzó en el mundial de Sudáfrica 2010, con un Lugano que es intratable en el fondo que no perdona una, es un batallador nato un caudillo, con un Diego Forlán que pese a su sequía goleadora es un gran asistidor, el cual los dos goles son jugadas que partieron de sus pies, con los Pereiras un valuarte en el trajinar de ir y venir y con Egidio Arévalo Ríos que es un perro de presa, por nombrar algunos, este Uruguay está en la final gracias al temple de sus jugadores y su estado físico
Pese haber jugado los 120 minutos contra Argentina, hoy no acusaron del cansancio y pasaron por encima a un desgastado y deslucido Perú no le valió para nada el orden que venia demostrando, no estuvo ni a la mitad de sus anteriores presentaciones con grandes distracciones en el fondo, ampliamente superado en el mediocampo y arriba sin claridad ofensiva le facilitaron la tarea a un Uruguay que fue buscando pegar primero y lo logró.
La celeste consigue clasificar a su 21° final de Copa América frente a un rival que fue la sorpresa del campeonato y de seguro luchará por un puesto en las eliminatorias para el Mundial de Brasil 2014.
A pesar de la derrota, Perú luego de recibir los dos goles y de la expulsión sufrida del "loco" Vargas lo del conjunto incaico fue admirable, busco el descuento con algunos chispazos sin claridad pero nunca quiso encerrarse atrás, demostrando gran personalidad y no querer bajar los brazos.
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